Se presenta un tema a los alumnos y se les deja reflexionar sobre ello, así conectamos el conocimiento previo con la necesidad de ampliar información sobre lo que más les haya interesado.
Esta rutina se puede utilizar al comienzo de un tema como motivación para la investigación.
Tras el tiempo de reflexión los alumnos han de responder a:
Pienso: ¿qué crees que sabes sobre este asunto?
Me interesa: ¿qué preguntas o qué aspecto de este tema despierta tu interés?
Investigo: ¿qué te gustaría estudiar sobre este tema? ¿cómo podrías hacerlo? las distintas percepciones de un mismo objeto o realidad; todo un aprendizaje.